jueves, 2 de junio de 2011

Sentirse rico, mucho más fácil de lo que pensamos

¿Es necesario ser millonario para ser feliz? ¿Solo los millonarios son felices? ¿Sos millonario y no sos feliz? Algunas de las preguntas que pueden surgir a partir del tema de la felicidad y el dinero. Conozcamos formas para sentirnos ricos independientemente de nuestro capital.

“Ser millonarios”.  Ése parece ser el objetivo hacia el que se orientan la mayoría de nuestras acciones. Sin embargo, en algún momento de nuestro recorrido, está bueno hacer un alto y detenerse a pensar qué es la riqueza para cada uno de nosotros. ¿Basta con tener bienes y poseer las cosas que siempre soñamos para ser felices?

El estadista y científico estadounidense Benjamin Franklin dijo alguna vez: “El camino hacia la riqueza depende fundamentalmente de dos palabras: trabajo y ahorro”. En nuestro caso, podemos añadir algo más: inversiones. Eso lo tenemos claro. Pero, no sólo al final de nuestra meta, sino especialmente “durante” el camino, ya podemos empezar a experimentar la riqueza. ¿Cómo? Hoy quiero compartir con ustedes algunas ideas sobre este tema, que puede resultar fascinante y, sin duda, muy “enriquecedor”.

Hace poco le hice una entrevista al consultor Marcelo Elbaum a propósito del lanzamiento de su juego de mesa Ser rico es posible, a través del cual, al igual que en sus libros, propone poner en práctica estrategias de inversión para hacerse rico. En el juego, de manera divertida y lúdica, uno empieza con 25 años, recién casado, con un empleo, y la idea es llegar a los 65, 70 años habiendo juntado un millón de pesos, comprado un auto, una casa y logrando darse algunos placeres en la vida.

En el juego, como en la vida, para lograr ese objetivo debemos generar dinero, usarlo y administrarlo de manera exitosa. Y a su vez, debemos conocer nuestro perfil: cuáles son nuestros objetivos a corto, mediano y largo plazo, las ventajas y desventajas de los distintos tipos de inversiones que se nos plantean en el camino y qué lugar debe ocupar el ahorro.

Ahora bien, la meta está clara y todos queremos ganar. Pero, ¿qué significa la riqueza para cada uno de nosotros? Al igual que tratamos de definir qué tipo de inversores somos, más conservadores o arriesgados, también podemos hacernos este planteo. ¿Por qué? Porque en realidad, es posible empezar a “experimentar” la riqueza, mucho antes de acumular la cantidad de bienes que nos hemos propuesto como meta, mucho antes de “ser millonarios”.

Riqueza y felicidad

Les propongo hacerse la siguiente pregunta, ¿qué nos imaginamos cuando pensamos en ser ricos? Hace poco leí un artículo en el que decía que cuando la gente se plantea este interrogante, en lo que en realidad está pensando es en la sensación de tener aquellas cosas que cree que el dinero puede comprar. Y sin embargo, muchos “buscadores de riqueza” se sienten decepcionados una vez que tienen la casa grande, el auto de lujo, y muchos de los bienes que se asocian con ese status.

Y es que la mayoría de la gente piensa que la felicidad siempre es algo que se supone que vendrá automáticamente, una vez que uno obtenga la riqueza. Y sin embargo, esto no es necesariamente cierto.

Desde IG, siempre hablamos de maneras de hacerse rico y cómo desarrollar buenos negocios, pero rara vez enfatizamos que la persecución de esas cosas puede estar directamente vinculado a la felicidad. Alcanzar las dos cosas: la riqueza y la felicidad es algo que cualquier “inversor” debería interesarle, más allá del estado en que se encuentre en la carrera por ser rico.

Por lo general, las personas que intentan amasar su propia fortuna tienden a asociar la riqueza con un alivio del estrés: poder evitar la presión de todas las cuentas que hay que pagar y que apenas pueden solventar. Con el tiempo y una vez que se acumula algo de dinero para cubrir esos gastos, la riqueza tiene más que ver con la adquisición de cosas: los símbolos de la riqueza: la casa, el auto, etc. De algún modo, el concepto de “riqueza” cambia a lo largo de nuestra vida.

Pero la experiencia o la sensación de serlo, es algo que podemos empezar a disfrutar desde ahora. Hay dos conceptos que por lo general, quienes no hemos sido ricos desde nuestra infancia, asociemos con la riqueza: la tranquilidad y la seguridad. Para muchas gente, estas sensaciones posiblemente estén ligadas a la experiencia de su infancia, época en la que quizás el dinero no abundaba y primaban las sensaciones opuestas: la ansiedad y le miedo.

Ahora bien, con el tiempo uno puede ir satisfaciendo esas sensaciones. La tranquilidad puede darla el hecho de bajar un cambio y no volverlos locos de estrés a la hora de lograr nuestros objetivos. Por otra parte, para obtener la sensación de seguridad basta con no gastar más de las posibilidades reales que tenemos. A veces, no necesitamos “poseer” las cosas para disfrutarlas. Tal vez uno no pueda darse el lujo de pasar la noche en el Hotel Alvear, pero si se puede ir al exquisito bistró de la terraza y saborear una buena copa de vino, en compañía de alguien que uno aprecia.

Hace poco, conversando con un amigo que ha sido muy exitoso en su vida profesional y que logró un excelente nivel de vida en términos materiales, pero que en un momento decidió dejar el mundo de los negocios para orientarse a proyectos más artísticos, estuvimos pensando en qué era la riqueza para cada uno de nosotros.

Mi amigo vive en una linda casa que compró con sus ahorros. Pero lo que más admiro de él, es que sabe disfrutar de un buen vino o una buena comida. Viaja frecuentemente con su esposa y, si bien no gasta tanto dinero, experimenta la riqueza en cada cosa que hace en su vida: desde poder leer el diario una mañana, sin tener que salir corriendo, hasta disfrutar de una copa de champán en la inauguración de una muestra de fotografía (otra de sus pasiones).

Y es que, sin duda, es posible “saborear” la riqueza a través de ciertas experiencias, más allá de llegar al final del juego y lograr el millón de pesos. En definitiva, existe una diferencia entre la sensación de ser rico y el hecho de ser rico en términos monetarios o de las posesiones que acumulemos. Si el dinero es el único objetivo, tal vez uno nunca pueda alcanzar esa sensación. Pero si uno se focaliza en la sensación, seguramente podrá alcanzar lo que se proponga o al menos, ser más feliz en el intento.

Fuente: http://www.inversorglobal.com.ar/blog/

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